¿Nueva tendencia urbanística en Santiago o “reciclar” un modelo de negocios?
“Reciclar”, para la Real Academia Española de la Lengua es “someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar”, pero no sólo se refiere a dar un segundo uso a los materiales, sino que también abarca la transformación o cambio de los mismos.
Este concepto, llevado al sector inmobiliario, significa darle una segunda vida (o uso) a inmuebles que originalmente tenían un uso o destino específico (como por ejemplo comercial o industrial), ahora a uno diferente (por ejemplo, habitacional). Como consecuencia de esto, el reciclaje inmobiliario se asimila a una reurbanización, es decir, a la reconstrucción o alteración de una propiedad que ya está en uso.
Con esto, se trata de dar una segunda oportunidad a propiedades urbanas o industriales que se han quedado obsoletas, vacías o subutilizadas, dándoles un nuevo uso. Lo cierto es que, desde hace no mucho, se está viendo en Santiago esta tendencia hacia una transformación de lo comercial o industrial a habitacional.
Las ventajas de aplicar el reciclaje inmobiliario a gran escala en una ciudad o país son muchas, algunas de las más importantes, son:
- Ayuda a disminuir el uso y gasto de nuevas materias primas y evita el desperdicio de materiales que pueden volver a utilizarse.
- Es un modelo sostenible y de economía circular que permite grandes posibilidades de diseños, estilos y personalización de los mismos, lo que posibilita darle un aire nuevo a un espacio desde el punto de vista arquitectónico.
- Revitaliza, actualiza o rejuvenece el aspecto de zonas deshabitadas con lo que se consigue otorgar una identidad propia en lugares carentes de vida urbana o de “barrio”.
- Contribuye a la reducción de la huella de carbono al disminuir la contaminación del aire y del agua, contribuyendo también con la disminución del calentamiento global.
- El uso de energía es menor lo que conlleva a una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Es un sistema de inversión apto para todo tipo de bolsillos, no solo para inversores locales de alto presupuesto. Eso sí, se requiere investigar a fondo para encontrar inmuebles que se adapten a las necesidades de un pequeño o mediano inversor.
Sin embargo, la principal traba de este tipo de proyectos es legal/administrativa, por cuanto exige cambiar el destino o uso de suelo donde se encuentra el inmueble; y, como consecuencia, los requerimientos o exigencias técnicas mínimas de este tipo de proyectos, como, por ejemplo: aspectos de constructibilidad, densidad, habitabilidad y de otros servicios que deben adaptarse al nuevo destino del mismo, por ejemplo: eventuales permisos ambientales, de impacto vial, etc.
Evidentemente, estas consideraciones son esenciales y deben analizarse con anterioridad a la toma de cualquier decisión al respecto. Por eso es importante hacer un estudio previo del proyecto para ver si se adapta a las nuevas necesidades de inversión. En todo caso y a pesar de estos inconvenientes normativos, hoy en día puede resultar un negocio atractivo y conveniente.
Finalmente, el reciclaje inmobiliario es sin duda, una renacida tendencia urbanística, pero resulta innegable que es un modelo de negocios que siempre ha existido, ahora, en su versión “2.0”; pues quizás estemos más acostumbrados a verlo en una modalidad de transformación “vivienda-comercio” y no a la inversa, como es la tendencia actual.